Hablemos del valor de la amistad, un valor que nos habla de un afecto desinteresado, de una relación con otra persona que se va fortaleciendo a través de la convivencia, y que puede durar toda la vida. La amistad es algo que se cultiva día a día, sumando experiencias nuevas, compartiendo sueños, sentimientos, pensamientos, ilusiones… Constituye uno de los soportes más importantes que podemos tener en nuestra vida. De hecho, es la máxima expresión del amor pues no exige exclusividad, como el amor de pareja, y tampoco se hereda, como los lazos familiares; es una relación que se elige y que, si así lo decidimos, puede durar toda la vida.
¿Pero, qué podemos hacer para lograr que este valor realmente incida en la conducta de nuestros hijos y marquen una diferencia en su vida diaria y en su vida futura? Como responsables de su formación, junto con los docentes, tenemos la responsabilidad de procurar la asimilación y vivencia de este valor que les enseñará a trabajar en equipo, a ser colaborativos, empáticos, solidarios con sus iguales. En definitiva, es un valor que los prepara para una vida más feliz y armoniosa.
Aquí algunas sugerencias para padres de familia y/o profesores:
- Alegrarse ante los logros de sus compañeros.
- Aprender a ser una persona compasiva ante las debilidades y errores de los demás.
- Animar a los demás a alcanzar sus metas.
- Preocuparse cuando algún amigo o amiga se encuentra enfermo y ocuparse de asistirlo en la medida que le sea posible.
- Atreverse a demostrar su afecto a sus amigos.
- Aceptar las diferencias.
Algunas actividades que pueden contribuir a esta formación:
- Ver con ellos películas en las que resalte el valor de la amistad y la lealtad (Cars, Buscando a Nemo, Wonder, Toy Story…). Escuchar sus comentarios, sus reacciones…
- Sugerir lecturas, apropiadas a su edad, en las que este valor sea protagonista.
- Hacer dibujos con sus amigos y construir una historia alrededor de las imágenes.
- Compartir momentos como: cocinar juntos, hacer un poco de teatro, juegos de mesa, algún deporte
La amistad es, sin duda, un tesoro; vale la pena enseñarlos a cultivarla.
Autor: Ma. Antonieta Coria